viernes, 10 de septiembre de 2010

Los secretos inconfesables que toda mujer tiene

Todos guardamos secretos a nuestras parejas; cosas ingenuas, o menos ingenuas, que pueden agrietar los cimientos de la convivencia. Temas que es mejor pasar por alto para no hacer daño al contrario, aunque tengan que ver con una vida anterior a la relación.

Así, se convierte en tabú todo lo relacionado con historias pasadas, especialmente lo que tenga que ver con sexo y amor, lo que habla y hace con las amigas en las salidas nocturnas, las típicas ‘mentirijillas’ que se dicen cuando se inicia una relación para impresionar al contrario.

Aunque sean cosas totalmente inocentes o sin maldad, pueden provocar desconfianza y él los aprovechará para echarlos en cara en los momentos críticos cuando tenga la más mínima oportunidad.

El sexo, un tema complicado
Hay dos grandes cuestiones sexuales que las mujeres tergiversan delante de sus parejas: el número de amantes que han tenido (a nadie le hace gracia descubrir que en su lista hace el número 50) y la calidad en la cama de los mismos, y las cualidades del cónyuge para despertar la capacidad orgásmica. En el primer caso la cifra acaba reduciéndose a la mínima expresión y en el segundo sufre un aumento proporcional al de los gritos y gemidos que salen de la garganta durante el acto sexual.

Es aconsejable confesar sólo el número real de amantes cuando no se supera la barrera de los cinco. A partir de esta cifra es conveniente reducir la lista o, en todo caso, omitir (que no mentir) parte de las experiencias.

Con lo que respecta a los orgasmos, ¡que levante la mano quien alguna vez no ha fingido en la cama! Se comienza con uno en la primera relación con él, para no hacerle sentir mal, y se acaba cogiéndole el gusto, llegando al clímax ficticio tres y cuatro veces cada vez que se hace el amor. ¿Por qué? La presión que ejercen los hombres en la cama para llegar hasta aquí puede bloquear nuestra propia capacidad orgásmica, por lo que la única solución viable, si no se quiere acabar con determinadas partes de nuestro cuerpo echas añicos, es fingir para acelerar el proceso.

Por último, las fantasías eróticas sólo hay que compartirlas cuando él forma parte de ellas. Realmente usted sería incapaz de confesar que el protagonista de su sueño picante ha sido el vecino que hoy se ha presentado en su casa pidiéndole sal. Esto significaría la defunción sexual de la pareja.

Mi ex, ¡un 'amor'!
'Peligroso' también resulta el tema de los ex, más cuando el tiempo ha querido que sigan siendo amigos de ellos. Si no has conseguido de ninguna de las maneras que ambos se lleven bien, lo mejor es no hablar del tema. Ni de su nuevo piso, ni de su nuevo coche, ni de, incluso, sus numerosas novias. Que usted haya superado esta ruptura, no significa que su pareja lo haya conseguido también.

Todo es aún peor cuando su ex suegra, que es un cielo, no para de llamar para tomar café. Ante todo disimular, disimular, disimular…, sin develar nunca que su afán controlador y su reojo malintencionado a usted le sacan de quicio. Las familias políticas suelen ser puntos de desencuentro en las relaciones y causa de muchos divorcios y separaciones.
¿Yo celosa? Nunca
El tema de los celos parece que va implícito cuando se quiere a alguien, y es que es inevitable sentir hormigas en el estómago cuando él no para de hablar de su nueva compañera de trabajo o cuando su ex le llama en su cumpleaños para decirle lo mucho que se acuerda de esos maravillosos momentos que pasaron juntos. Y cuando hablo de hormigas, me refiero a esas rojas de grandes mandíbulas que devoran las entrañas cuando el radar detecta alguna mujer cerca.

También se deben ocultar las locuras que a veces los celos te llevan a hacer, como seguirle en más de una ocasión cuando dice que va al fútbol con unos amigos, o revisarle los e-mails o los mensajitos y llamadas recibidas en el móvil. No es una buena idea comportarse como una espía rusa, pero si no ha podido resistirse a la tentación, no se lo diga si no quieres que no vuelva a confiar en ti.

Un café con las amigas… y algo más
Lo que pasa en las reuniones de sólo chicas, debe permanecer como secreto de estado. Este pacto de silencio hay que respetarlo porque comentarios tontos o ciertas actitudes, pueden llevar a malos entendidos si se sacan de contexto.

Y es que en ocasiones es habitual ‘tontear’ con algún hombre, simplemente para reafirmar ese ‘sex-appeal’ del que gozábamos en tiempos anteriores y que familia, hijos, casa y trabajo insisten en sepultar. Contar esto sería un suicidio conyugal.

Tampoco es aconsejable develar todo lo que se comenta entre amigas. Tonterías del tipo ‘qué bueno está el novio de Elena’ o ‘yo a ese le haría un favorcito’, no necesariamente significa que se esté tramando una infidelidad.

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