martes, 2 de noviembre de 2010

Las bolas chinas fortalecen el 'músculo del amor' y mejoran el placer sexual

Todas sabemos que un cuerpo elástico y bien tonificado es más saludable que uno fofo y débil. Ejercitar, por lo tanto, los músculos de la vagina, el vientre y la espalda ayudan a prolongar los años de placer sexual. 

Hablar sobre el 'músculo del amor' desde luego suena más poético que el prosaico 'suelo pélvico' o el técnico 'músculos pubococcígeos', pero estamos en lo mismo: se trata del conjunto de musculatura que cierra la base de la pelvis. Para mayor orientación de las almas curiosas, concretamente se trata de los músculos limitados por la pelvis, los muslos y las nalgas. Sí, estamos en ese sitio, justo donde afloran los genitales, florece la vulva femenina y emergen el pene y los testículos.

En concreto, casi una cuarta parte de las mujeres (y algo más de un tercio entre las de edad avanzada) presenta trastornos del suelo pélvico, siendo el más frecuente la incontinencia urinaria, seguida de la fecal y los prolapsos pélvicos sintomáticos. Tales son las conclusiones de un reciente estudio epidemiológico realizado por investigadores de la Universidad de Utah (Estados Unidos).


Un artilugio saludable


Procedentes de la tradición del Sudeste Asiático, la introducción de las bolas chinas en Occidente se ha convertido en la vertiente lúdica de la prevención de los trastornos del suelo pélvico, pero con énfasis en el disfrute sexual.

La bolas chinas constituyen uno de los artilugios más útiles, propiciando que la mujer haga músculo mientras pasea, va de compras, etc.

Según los expertos, el aumento del tono en el tercio externo de la vagina, la zona correspondiente al músculo del amor, ofrece mayor gama de matices a la experiencia del coito, tanto para ella como para su pareja. Y es sabido también que el placer sexual se enriquece con la variedad y profusión de matices.

Ejercitar los músculos pubococcígeos tiene además un valor añadido. La mujer toma conciencia de su zona genital y la integra en su esquema corporal, propiciándole sensaciones que pueden devenir en un aumento del deseo y el disfrute sexual.

Una estimulación continua


Las bolas chinas son dos esferas que contienen en su interior una más pequeña y que, unidas por un cordón, se introducen en la vagina. Cuando la mujer se mueve al caminar, o al levantarse, chocan ambas bolas entre sí, produciendo una suave y placentera estimulación continua. La vagina se ditala, aumenta la lubricación natural y surgen sensaciones muy agradables que nos hacen sentir mejor y más animadas.

No hay que confundirlas con las 'esferas chinas', que se usan manipulándolas con las manos y sirven para reducir el estrés. Además, te aconsejamos que compres las más pequeñas y de material inerte, como silicona o metal, y no las lleves puestas durante largo tiempo porque desequilibran el pH de la vagina, lo que provoca que proliferen en ella toda clase de hongos.

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